Pensando en algo totalmente distinto que fuera capaz de completar el calendario, además de ofrecer a la población americana un nuevo entretenimiento, vieron en el baloncesto el evento ideal para conseguir sus objetivos. Fue al término de la Segunda Guerra Mundial cuando un grupo de hombres -en su mayoría propietarios de algunos de los recintos deportivos de diferentes ciudades estadounidenses-, se reunieron en el Madison Square Garden de Nueva York con el fin de buscar alternativas para llenar dichos pabellones con algo más que hockey sobre hielo y boxeo, los cuales atraían mucho público, pero que no alcanzaban a llenar sus aforos.